Despertad Hermanos!

Despertad Hermanos!

Nacimos hermanos,
paridos de entrañas de madre,
y si el color de la piel no es la misma,
ni hablamos el mismo lenguaje,
si nacimos desnudos y hambrientos
y en las venas nos corre roja sangre.

Nacimos desnudos y hermanos,
en distintas calles
pero en el mismo mundo
donde tambien nacioneron nuestros padres.

Nacimos igual ke todos los seres
donde kiera nacen.
y nacimos del amor,
porke de amor nace la carne.

Cuando chikillos, corrimos por los mismos campos,
por los mimos montes,
por los mismos valles;
hicimos diabluras, no fueron maldades.

Nacimos hermanos y ya hubo veneno
ke nos separaba con leyes vanales,
los unos nacieron en sana abundancia,
los otros nacimos cercados por hambres,
pero todos, todos, nacimos desnudos,
llorando, hermanos, sin sellos de clases,
los ricos, los pobres, los altos, los bajos,
los analfabetos, los intelectuales,
los de piel cobriza, o amarilla o negra,
o blanca o mestiza, nacimos iguales.

No tuvimos la culpa ke haya seres malos
ke bajo sus tunicas de jueces,
son aves vampíricas, malignas,
ke viven bebiendo lo mejor de nuestra sangre
y nos dieron juguetes para ke aprendieramos
lo ke son las pistolas, fusiles y guerras;
nos enseñaron a ser enemigos,
a marcar fronteras...

Nos enseñaron a odiarnos, a matar
incluso a igual ke las fieas...

No, no tenemos la culpa. ¡No es nuestra culpa!
Nacimos desnudos por dentro y por fuera.
¿Por ke hemos de odiarnos si de amor nacimos?

Que nacimos libres, sin rencor ni guerras,
con el alma limpia de ambiciones falsas
y el pecho repleto de amistad serena.

JUAN F. ABAD